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Recital poético de Atxaga y Piera en el Festival de Poesía de Barcelona

2018-05-11  ¦  Poesía

Estos últimos días se está celebrando El Festival de Poesía de Barcelona. Entre los diferentes actos organizados en la capital catalana destacamos el recital poético que ofrecieron el pasado sábado Josep Piera y Bernardo Atxaga.

Recital poético de Atxaga y Piera en el Festival de Poesía de Barcelona

La cita se produjo la tarde del sábado en el museo Frederic Marés de Barcelona. Allí se juntaron Josep Piera y Bernardo Atxaga para ofrecer el recital titulado Cants i encants. D'Obaba a la Drova.

Además de amigos, Atxaga y Piera comparten muchas similitudes, entre las que destacan el haber sabido crear un universo tan personal como reconocible, el de Obaba en el caso del escritor vasco y La Vall de Drova en el caso del valenciano. Los dos poetas nos sumergieron en esos dos universos durante el recital del sábado.

El Festival de Poesía de Barcelona reivindicará la libertad de expresión, con más de 28 actos poéticos repartidos durante una semana, y con la participación de 107 poetas.

Con motivo del recital han realizado esta entrevista a Atxaga:

  • Empecemos por el principio: qué te llevó a adquirir Bernardo Atxaga como nombre de pluma o pseudónimo literario?
  • Lo hice por dos razones, una seria y otra tonta. La seria, que empecé a publicar cuando todavía vivía el dictador, una época en la que los censores torcían el gesto ante cualquier texto en lengua vasca. Recuérdese, en ese sentido, porque da idea de la dimensión del fenómeno, la anotación que en su diario hizo Jose de Arteche, un escritor que había hecho la guerra con el General Franco. Figura en su libro “Un vasco en la postguerra”, publicado en 1977, y corresponde a la del día 14 de junio de 1952. Han pasado trece años desde que terminó la guerra. “Me comunican la resolución definitiva de la censura con respecto a mi artículo Poetas vascos de la Eucaristia que escribí para el Congreso Eucarístico de Barcelona. Denegatoria. No se autoriza el artículo por los dos versitos en vascuence (con su correspondiente traducción) con que ilustraba mi artículo. He aquí por dónde el vascuence, en dosis mínima -media docena de estrofas- convirtió en subversivo un artículo eucarístico”. Bien, eso era en 1952. Pero, más veinte años más tarde, en 1975, publicamos Koldo Izagirre y yo una revista literaria llamada “Panpina Ustela” (Muñeca podrida) y nos pasó lo mismo. A las veinticuatro horas de presentarla en los mostradores de Información y Turismo, ya estaba secuestrada. De modo que empecé a utilizar seudónimo por prudencia. Esa fue la razón seria. La tonta, la idea romántica que entonces tenía de la figura del escritor. Pensaba que el hábito hacía al monje, el seudónimo al escritor.
  • Has cultivado prácticamente todos los géneros literarios. Te relacionas de manera distinta con la escritura en función de ellos?
  • Habría mucho que hablar de los géneros. En principio, son una herencia. Los poemas, las obras de teatro, los cuentos, las novelas están ahí, ya estaban ahí cuando nosotros empezamos a escribir, son parte de la tradición, de la historia. Por otra parte, son resultado de la presión social, como bien sabe todo escritor que haya acudido una editorial con un libro que, ¡ay! no es una novela ni un novelón, menos aún una historia al estilo de las que se cuentan en esas series de televisión que, al parecer, tanto gustan. “Lo que vende es la novela”, le dirán a ese autor. Así las cosas, las escrituras son distintas. Las novelas, por ejemplo, requieren mucho tiempo y, en cierta medida, una aceptación de las reglas de juego dominantes. El teatro requiere vivir en una ciudad donde, efectivamente, haya grupos de teatro. La poesía requiere tener una filosofía, una concepción general de la vida y del escribir, y estar dispuesto a vivir en un círculo, en general no muy amplio. En cualquier caso, es deseable que un escritor se dedique a más de un género. Eso me parece a mí.
  • El recital aúna tu voz con la de Josep Piera a partir de la musicalidad, pero también por la poética de los lugares que se puede encontrar en las producciones poéticas de los dos. Qué es Obaba y cómo te relacionas con el mundo que sugiere?
  • Tengo una hipersensibilidad hacia el espacio. No lo digo como virtud, porque, como todo lo que es desmesurado, el asunto tiene su vuelta buena y su vuelta mala. A causa de esa hipersensibilidad, las vivencias que tuve en lugares como Asteasu, mi pueblo natal, o, más tarde, en las zonas industriales de Andoain o de Bilbao, han influido mucho en mi vida. Ahora mismo, mis espacios interiores, es decir, los espacios en los que me recreo y pienso, los espacios que acuden a mi mente cuando estoy en aeropuertos o en lugares similares, son casi siempre estos espacios primeros, Asteasu, Andoain, Bilbao. También podría contarte mis vivencias en lugares como París, donde escribí Memorias de una vaca, o en el oeste americano, experiencia, esta última, que me llevó a escribir Días de Nevada. En cuanto a Barcelona, aparece como paisaje en El hombre solo, pero más la provincia que la ciudad misma. El pueblo de Collbató, concretamente, lo llevo siempre en la memoria. Y Montserrat. Es una de las montañas más bellas que conozco. Yo le llamo “la sordomuda”, porque no habla ni oye, pero da la impresión de estar viva. Tranquilamente viva.
  • Pueden extinguirse los lugares fabulados?
  • No hay hechos, hay interpretaciones. En ese sentido, no hay lugares que no sean fabulados, “traducidos” a lenguaje. Los únicos lugares que dan la sensación de ser pura física son los desiertos o las montañas colosales. En ese sentido, Obaba, Bilbao, Barcelona…se extinguirán con nosotros. No antes.
  • Crees que hay suficiente comunicación y porosidad entre las literaturas en lenguas minoritarias o minorizadas del estado?
  • Ahora mismo, mi impresión es que todo está muy cerrado. Estamos todos bastante islados. Más que nadie, las personas que viven en Madrid o viven a su amparo. Hay tanta niebla en sus canales, televisión, radio y periódicos, que les debe resultar prácticamente imposible ver más allá del Manzanares. Creo que saben muy poco de Cataluña o del País Vasco, y muy poco asimismo de lugares como Burgos, Cáceres, Zaragoza o Valencia –la de Josep Piera y la de Media Vaca–. Veo los programas de debate, por ejemplo los de la Sexta, y, por decirlo en clave de sainete, me rio en sin ganas. Nunca vi cosa más endogámica ni cerrada en la frontera, ni siquiera en la de Finojosa. Creo que responde a una lógica comercial: la repetición mata, pero es tranquilizadora y crea adicción. Como el tabaco.

Fotos de Jaume Subirana y Roser Sebastian. Moltes grácies pels comentaris.